La leucemia linfocítica crónica es una enfermedad oncológica de la sangre, donde se producen glóbulos blancos (linfocitos) anormales y en gran cantidad. Esto puede afectar también a la producción de glóbulos rojos y plaquetas (generando anemia y trombocitopenia) e incluso pueden afectarse otros órganos de modo variable.
Es la leucemia más frecuente del adulto.
Es una enfermedad heterogénea en su presentación. Muchos pacientes no refieren síntomas, y la enfermedad se diagnostica como un hallazgo ante la evaluación de un examen de sangre de rutina. En otros casos, los pacientes pueden presentar síntomas de diversa intensidad como cansancio, aumento del tamaño de los ganglios, molestias abdominales por aumento del tamaño del bazo y otros síntomas no específicos.
Una vez que se sospecha la enfermedad ante el aumento de los glóbulos blancos, se deberán realizar distintos estudios complementarios de sangre y eventualmente de médula ósea, para arribar a un diagnóstico definitivo.
No todos los pacientes deben recibir tratamiento inicialmente, su médico decidirá si su enfermedad es sintomática y necesita ser tratada.
En caso de requerir tratamiento, están disponibles distintos esquemas, por diferentes vías de administración y mecanismos de acción diversos, de acuerdo con el requerimiento de cada paciente.
En caso de no requerir tratamiento inicial, deberá seguir los controles con la periodicidad determinada por su médico.
Si debe iniciar tratamiento, sepa que es muy importante cumplir las indicaciones médicas para realizar el tratamiento propuesto con la mayor eficacia posible.
El mieloma múltiple es un cáncer que se desarrolla a partir de células de la médula ósea, denominadas células plasmáticas. Estas células son un tipo de glóbulo blanco, y normalmente están encargadas de formar anticuerpos que nos protegen contra las infecciones.
Es una enfermedad que actualmente no tiene cura, pero cuenta con tratamientos muy eficaces disponibles.
Algunos síntomas como fatiga y dolores en los huesos suelen estar presentes al momento del diagnóstico.
Su médico deberá realizar diversos estudios específicos para diagnosticar la enfermedad, generalmente se incluyen:
• Estudios de sangre y orina;
• estudios de imágenes (radiografías, tomografía o resonancia nuclear magnética);
• estudios de médula ósea.
No todos los pacientes deben recibir tratamiento inicialmente, su médico decidirá si su enfermedad es sintomática y necesita ser tratada.
En caso de requerir tratamiento, actualmente se cuentan con numerosas alternativas de gran eficacia para esta enfermedad, su médico decidirá cuál es el más conveniente en cada caso.
Algunas de estas alternativas incluyen:
• distintos medicamentos que pueden administrarse por diversas vías,
• trasplante autólogo de médula ósea (en algunos pacientes seleccionados);
• radioterapia.
En caso de no requerir tratamiento inicial, deberá seguir los controles con la periodicidad determinada por su médico.
Si debe iniciar tratamiento, sepa que es muy importante cumplir las indicaciones médicas para realizar el tratamiento propuesto con la mayor eficacia posible.
La púrpura trombocitopénica inmune es una enfermedad en la cual el sistema inmunitario destruye las plaquetas, provocando su disminución en la sangre.
Las plaquetas son parte fundamental del sistema de coagulación sanguínea, por lo cual la disminución del número de plaquetas circulantes en la sangre implica un aumento del riesgo de sangrado.
Los pacientes suelen presentar diferentes manifestaciones de sangrado. Con mayor frecuencia se observan manifestaciones hemorrágicas en piel (pequeños puntitos rojos denominados petequias) y en mucosas (sangrado por la nariz y boca, etc.).
Aunque es infrecuente, algunos casos pueden presentar sangrados de mayor gravedad.
En base a estos síntomas el médico solicitará análisis de sangre, y si se constata la disminución de las plaquetas, deberán realizarse estudios complementarios para arribar al diagnóstico. Podrá requerirse un estudio de la médula ósea.
El tratamiento se ajustará a cada paciente en particular, de acuerdo con el curso de la enfermedad, las manifestaciones de sangrado y el recuento plaquetario.
Existen diferentes medicamentos, los cuales pueden administrarse por vía oral o inyectable, y que se utilizan en distintas etapas de la enfermedad.
Entre los tratamientos aprobados se incluyen: glucocorticoides, inmunoglobulina humana, agonistas del receptor de trombopoyetina (eltrombopag, romiplostin), entre otros.
El paciente durante el tratamiento deberá realizar los controles médicos indicados por su médico, donde se determinará la evolución clínica, el recuento plaquetario y los controles pertinentes de acuerdo con el tratamiento instaurado.